El Ejército y la Fiscalía llegaron hace un par de semanas a dos lujosos edificios ubicados en condominios de Colina Campestre y Cedritos, norte de Bogotá.
Con órdenes de captura y allanamiento ingresaron a cuatro apartamentos en donde un grupo de jóvenes (algunos universitarios) habían acondicionado las cocinas familiares para mezclar potentes fármacos que traían ilegalmente desde Perú, Ecuador y Venezuela.
Aunque estaban mimetizadas en sus habitaciones, las autoridades encontraron la evidencia de cómo comercializaban en varios sectores de la capital, en Villa de Leyva y en Cartagena los fármacos que promocionan en exclusivas fiestas y en redes sociales como más poderosas y baratas que la cocaína y la heroína.
De hecho, todo indica que acababan de abrir una línea de envíos hacia Nueva York.
El tema cobró relevancia y llamó la atención de agentes federales porque en el portafolio de drogas que ofrecían aparece la que está matando a cientos de estadounidenses cada año por sobredosis: el fentanilo
De hecho, en el acta de allanamiento se dejó constancia de que se encontraron cajas de ketamina, tubos de fentanilo, blíster de fluoxetina y gotas de clonazepam, entre otros.