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La segunda ola de calor que golpea este verano España ha dejado un balance de 84 fallecimientos atribuibles a las altas temperaturas solo en los tres primeros días de ascenso del termómetro, entre el pasado domingo y el martes. Esta es la última estimación disponible, de este viernes, en el panel de monitorización de la mortalidad diaria por todas las causas (MoMo) del Instituto de Salud Carlos III (dependiente del Ministerio de Sanidad), una herramienta que calcula el impacto del calor con un modelo basado en las series históricas de fallecimientos y temperaturas. Este es el segundo episodio de mortalidad asociado al calor que registra España en un mes. En junio, una ola que llegó mucho antes de lo habitual se extendió entre los días 11 y 18 y causó más de 700 muertes, según el MoMo.

Este cálculo, que previsiblemente crecerá de forma importante en los próximos días, se hace público cuando España podría haber pasado ya por los peores momentos de esta ola que también golpea con fuerza a otros países europeos. Portugal ha informado que entre los días 7 y 13 de este mes ha registrado un exceso de mortalidad de 235 personas, mientras el Reino Unido ha activado por primera vez en la historia una alerta roja por el calor, con previsiones de que entre el lunes y el martes se alcancen los 40 grados en zonas del centro y este del país.

La situación preocupa en el norte del continente europeo, donde las infraestructuras diarias no están tan preparadas como en los países del sur y, por ejemplo, los equipos de aire acondicionado son poco habituales en establecimientos públicos y sanitarios. El recuerdo de lo sucedido durante las tres primeras semanas de agosto de 2003, cuando un episodio de temperaturas extremas dejó más de 10.000 muertes en Francia, sigue muy presente entre las autoridades.

Los estudios disponibles indican que cada año fallecen en España unas 1.300 personas debido al calor, aunque llamativamente son menos que las que lo hacían hace unos años, según los investigadores del Carlos III Cristina Linares y Julio Díaz. La razón hay que buscarla en la brutal ola de calor de 2003, cuando murieron más de 6.000 personas en España en dos semanas, lo que motivó la puesta en marcha de un plan nacional con medidas preventivas que ahora se activan de forma rutinaria.

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